ToTvS

Lo mejor que puedo hacer para mejorar al mundo, es mejorar yo.

 

Las sociedades se transforman pues lo natural es el cambio, pero los cambios no tienen que ser necesariamente para empeorar. Hemos perdido valores esenciales en nuestra sociedad occidental. Las personas actuamos de acuerdo a nuestras creencias y a nuestros valores.

En unas cuantas décadas, pasamos de tener una estructura rígida y ordenada, en la que todo estaba muy claro, pero con serias injusticias sociales, a la confusión caótica en la que vivimos hoy y en la que pareciera que todo se vale. Pasamos del extremo de la dictadura al extremo de la anarquía. Está claro que hay una pérdida de rumbo generalizada. Ahora, en nombre de una ‘libertad’ mal entendida, jugamos un juego sin reglas. Ya no está clara la diferencia entre lo que es real y lo que no lo es, entre lo que tiene sentido y lo que no lo tiene.

Lo que nos está pasando ahora ya sucedió en otros tiempos. De distintas maneras y en diferentes escenarios, pero ya pasó. Hoy, nuestros principales valores son la belleza, la riqueza, la fama y el poder. Esto es alarmante porque son justo los mismos valores de la decadente Roma del siglo III. El problema no es el cambio, sino desconocer las consecuencias negativas de lo que ha sucedido antes, porque cuando ignoramos algo nos condenamos a repetir los mismos errores que otros cometieron en el pasado.

Ahora se promueven estos cuatro valores a la velocidad de la luz a través del Internet, y eso sin duda nos afecta a todos a nivel personal, familiar, social y empresarial. Seamos realistas, si solamente se promueven estos valores, lo que tenemos es un semillero de narcisistas y psicópatas. Si eres indiferente a que crezcan las malas hierbas, pronto no podrás ni siquiera salir de casa. 

No permitamos que la vanidad, la ingratitud, la vulgaridad, la agresividad, la calumnia, la incongruencia y la indiferencia al bien común se vuelvan lo normal. Una persona que practica los valores esenciales impacta positivamente en su entorno familiar y en la sociedad. Hace falta tomar medidas para contrarrestar ese torrente de anti-valores, y es necesario comenzar por nosotros mismos.

En esta generación abunda la tecnología y escasean los valores esenciales. Somos ricos en información y pobres en conocimiento sobre la vida. Pero de qué le sirve a alguien contar con herramientas asombrosamente avanzadas y estar altamente capacitado si no sabe respetar ni respetarse, si no sabe manejar la frustración o carece de compromiso?

El rumbo que tome tu vida, tu familia o incluso el medio donde vives, depende en gran medida de los valores que pones en práctica. La nueva forma de invertir es en Conocimiento. Los valores como el realismo, el respeto, la honestidad, el autodominio, la responsabilidad y la solidaridad serán siempre indispensables para nosotros los humanos.